Siempre que escribo acá cosas del trabajo, cuento sobre los clientes que llaman y las boludeces que dicen o sus nombres graciosos. Pero también, en el trabajo convivo con personas de verdad, gente que no sólo escucho, sino que también veo y a los que no les puedo cortar o ponerlos en mute para decir "qué pesado!!". Igualmente, debo reconocer que la mayoría me caen muy bien y hacen que las 6 horas pasen más rapidito. Pero siempre existe la excepción a la regla.
En la edición de hoy, vamos a conocer a... LA ABUSADORA.
LA ABUSADORA (me reservo nombre y descripción física para cuando este blog sea libro así no me hace juicio) pide cosas y se abusa, es así. Siempre que me ve, me pide algo, lo que sea. Un agua tónica, una carilina, un vacito de agua, mandar un mensajito desde mi celular porque se quedó sin crédito, cualquier cosa. Con vocativos del tipo "mi vida", "corazón" o "dulce" disfraza su constante exigencia con fingido amor. Debo admitir que la mayoría de las veces accedo a sus pedidos, pero juro que es sólo para no verle la gran cara de rottweiler enojado. Sin embargo, el otro día me negué a subir un piso por escalera para conseguirle un agua tónica de la máquina de gaseosas ("dale! total, no estás haciendo nada!") y desaté la ira de los dioses. Creo que me tiró más rayos rojos por los ojos que el de los X-men. Muy orgullosa de mi actitud, sigo en lo mío y en seguida veo cómo el pulpo abusador extiende sus tentáculos alrededor de otra víctima que, vencido, cumple con el pedido. Viendo que el panorama no parece traer ningún cambio (en el transcurso de esa misma tarde olvidó los rayos X y me pidió no sé qué) decidí adoptar una nueva forma de encarar el tema: le voy a empezar a pedir cosas yo también.... total, el que abusa de un abusador tiene mil años de perdón.-
miércoles, 18 de junio de 2008
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2 comentarios:
el pez por la boca muere!
jaj... muy bien, abuse de la abusadora
una persona molesta, sin dudas, y sin ningún tipo de culpa
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