martes, 27 de mayo de 2008

XXXI

creo que mi pelo es inteligente y me lee los pensamientos, pero lo hace cuando quiere, bah, cuando le conviene. Resulta que todos los días hace lo que se le canta, se enrula como le gusta, se infla con la humedad, se aplasta contra la almohada, le da por el frizz descontrolado. Y cuando yo me canso de todo esto y de que me de calor, pienso en cortármelo. Y ni bien digo "mañana voy a la peluquería", el muy turro acomoda y va y se pone lindo y queda como a mí me gusta. Por suerte nos conocemos hace muchos años y sé cómo se maneja, así que no le voy a prestar atención y me lo voy a ir a cortar; porque ni bien piense en "bueno, mejor no me lo corto" ahí va y se hace el cancherito de nuevo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

para abrir paso a la belleza...
Elseve balsàme desenreda.

te lo digo con tonito nosexy de radio

Pocho dijo...

queremos más charlas con julian
hola cami